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27 mayo 2008

EL CUERPO INCORRUPTO DE UNA MONJA

El tema de los cuerpos incorruptos siempre me han parecido muy interesantes, hay quien dice que son milagros, yo no pienso así, no todos los cuerpos incorruptos pertenecen a religiosos,ni personas especiales.
Es curioso que dentro de una misma tumba con dos cuerpos uno este incorrupto y el otro no, si se dice que es por el clima, por falta de humedad etc. los dos cuerpos estarían expuestos a lo mismo no?
Sea como sea aquí pongo un artículo de una monja , lo vi por internet pero no recuerdo la fuente.


Religiosa, oriunda de Cartagena, nació el 21 de octubre del año 1628, mostrando desde muy jovencita inclinación hacia la vida monacal. A los quince años ya afirmaba querer acceder al mundo religioso de clausura, algo que logró siendo una joven de poco más de dieciocho años. En enero de 1647, inició su nueva vida en la orden mencionada cual estaba establecida en la ciudad de Murcia, hasta que años después partió años más tarde a la capital de la Costa Blanca, erigiendo allí el convento que debería albergar lo que ella definió como “el río que dará de beber a las sedientas almas perdidas”.

Durante su estancia en Alicante es protagonista de hechos especialmente increíbles, dignos de aparecer en cualquier libro de temas paranormales. Veamos algunos ejemplos.

Durante las sesiones de rezo efectuadas por que Doña Úrsula Micaela, conseguía en no pocas ocasiones, unos estados de éxtasis muy elevados en los cuales quedaba tan absorta que no notaba pinchazos, ni los efectos de una llama aplicados en su piel, pruebas que eran aplicadas por las hermanas del convento para comprobar hasta qué punto se encontraba fuera de sí. En esos excepcionales cuadros la religiosa lograba levitar, elevándose varios palmos del suelo, suceso que aterraba a las monjas que ya padecían de por sí los impresionantes y poco corrientes sucesos relacionados con los arrebatos místicos de su fundadora.

Junto a esto, tenía capacidad para ver lugares alejados, algo que lograba no sólo con la llamada “visión remota”, sino también gracias a su gran capacidad para bilocarse en dos o más lugares diferentes a la vez todo ello, claro está, sin salir de la celda de clausura en el monasterio.

La crónica de esta increíble religiosa, habla de dichas bilocaciones como las notables en las que se presentaba frente a las tropas que luchaban en ese momento, apareciendo flotando o andando entre las trincheras de los soldados quienes, estupefactos por la visión, caían al suelo conmovidos o asustados por la impresión de la imagen.

Uno de estos viajes incorpóreos, logró impedir que una tripulación de un pesquero alicantino, pereciera en el mar en medio de una tremenda tormenta. Estos marinos, hablaron al llegar a puerto, de una señora vestida con los hábitos capuchinos, que logró mantener el barco a flote hasta el momento en que la tempestad cesó su virulencia.

Caminantes, madres parturientas, accidentados, enfermos, y demás necesitados, están entre los miles de asistencias y favores, que esta religiosa concedió durante su vida.

Pero la especial disposición de esta mujer no impidió su muerte, tras la cual, fue enterrada en el mismo convento.

Sin embargo, una exhumación posterior del féretro descubrió que el cuerpo de esta señora, permanecía inalterado, es decir, sin signo alguno de putrefacción, proceso que por regla general propio a todo cuerpo biológico inanimado]. Este hecho, maravilló a las monjas Capuchinas, que pronto notificaron el hecho al obispado.

Eran épocas de abusos, oscurantismos y fanatismos religiosos llevados a cabo por la implacable Santa Inquisición, la cual, amparándose bajo el nombre de Jesucristo, imponían su muy particular punto de vista e interpretación, de los dogmas y postulados escritos en el Evangelio cristiano.

Pronto hizo acto de presencia con intención de averiguar los prodigios que ejecutaba esta monja, especialmente con propósito de desvelar el porqué su cadáver no se había descompuesto tras ser enterrada. Esto podía ser fácilmente atribuible y relacionable, con el propio poder de Satanás, algo que no interesaba a las religiosas compañeras de la “Incorrupta” pues ellas mismas podían ser acusadas de herejía o de estar endemoniadas, unas culpas que solían tener a las llamas de una hoguera como remedio infalible.

Sin embargo las diplomacias desplegadas por la orden religiosa y el poder sociopolítico, lograron que el beato y aterrador tribunal no indagara en exceso sobre las peculiares acciones de la monja.

Han pasado los años y los años han formado siglos. Tres siglos de reposo lleva el cadáver de sor Úrsula Micaela, momento en que he podido fotografiar su cuerpo incorrupto y conseguir diversos relatos sobre las abundantes gracias que, esta noble señora, reparte a todo quien se lo solicita.

Entrevistando en varias ocasiones a la monja encargada de habilitar la estancia del lugar donde yace y tras observar el estado en que se encuentra el cuerpo postrado durante más de trescientos años de esta Capuchina, puedo asegurar que el proceso de putrefacción, no ha tenido lugar en los tejidos del cadáver. Su tacto, no es como el de las momias, esto es apergaminado, sino suave y blando, manteniendo una ligera elasticidad. Sus articulaciones permiten un ligero movimiento, lo que indica que no existe el rictus en ellas. No desprende olor nauseabundo, sino todo lo contrario.

En ciertas ocasiones de las cuales no he podido ser testigo directo, la estancia donde se encuentra, se llena de un aroma parecido a la flor del nardo. Esta fragancia, según las declaraciones de las monjas custodias, proviene del cuerpo de doña Úrsula, yaciente en el interior de una sencilla urna acristalada, sin mayor acondicionamiento que los almohadones que sirven de base a los restos de la religiosa. Ni siquiera la puerta de dicho féretro expuesto cierra herméticamente.

Por descontado, no existe sistema alguno de refrigeración para su conservación, ni en el féretro ni en la estancia y sin embargo, el cuerpo de esta monja, permanece incorruptible.

Ha sido reconocida en varias ocasiones por médicos, que no encuentran una explicación aceptable a su estado. Si bien la literatura clínica admiten casos posibles, aunque excepcionales, de momificaciones de cadáveres bajo unas concretas condiciones naturales y no inducidas de temperatura y humedad, no es común encontrar ejemplos a nivel mundial, análogos a los descritos y menos si hablamos, ya no de tejidos apergaminados, sino blandos y flexibles. Y es que el estado de plasticidad de esta monja se sale de lo común, después de comprobar que no se ejecutan labores excepcionales para alargar ese estado de incorruptibilidad, tal y como sucede, por ejemplo, con la momia de Lenin depositada en una cámara con atmósfera inerte y climatizada adecuadamente.

El único trámite que realizan sobre ella es el de desvestirla, cada determinado tiempo, de los hábitos para cambiárselos por otros nuevos. Las monjas del convento posteriormente los recortan en pedacitos para regalarlos como reliquias de esta señora.

Finalmente, todos los que han obtenido sus favores, parecen hablar de un poderoso ser que en vida realizó prodigios diversos y que tras su muerte, decidió quedarse con nosotros, para ayudarnos en todo aquello que ella pueda solucionar. Personalmente, puedo dar fe de ello, pero las pruebas que confirman este hecho son demasiado íntimas como para desvelarse al público.

Esta religiosa, oriunda de Cartagena, nació el 21 de octubre del año 1628, mostrando desde muy jovencita inclinación hacia la vida monacal. A los quince años ya afirmaba querer acceder al mundo religioso de clausura, algo que logró siendo una joven de poco más de dieciocho años. En enero de 1647, inició su nueva vida en la orden mencionada cual estaba establecida en la ciudad de Murcia, hasta que años después partió años más tarde a la capital de la Costa Blanca, erigiendo allí el convento que debería albergar lo que ella definió como “el río que dará de beber a las sedientas almas perdidas”. Durante su estancia en Alicante es protagonista de hechos especialmente increíbles, dignos de aparecer en cualquier libro de temas paranormales. Veamos algunos ejemplos Durante las sesiones de rezo efectuadas por que Doña Úrsula Micaela, conseguía en no pocas ocasiones, unos estados de éxtasis muy elevados en los cuales quedaba tan absorta que no notaba pinchazos, ni los efectos de una llama aplicados en su piel, pruebas que eran aplicadas por las hermanas del convento para comprobar hasta qué punto se encontraba fuera de sí. En esos excepcionales cuadros la religiosa lograba levitar, elevándose varios palmos del suelo, suceso que aterraba a las monjas que ya padecían de por sí los impresionantes y poco corrientes sucesos relacionados con los arrebatos místicos de su fundadora. Junto a esto, tenía capacidad para ver lugares alejados, algo que lograba no sólo con la llamada “visión remota”, sino también gracias a su gran capacidad para bilocarse en dos o más lugares diferentes a la vez todo ello, claro está, sin salir de la celda de clausura en el monasterio. La crónica de esta increíble religiosa, habla de dichas bilocaciones como las notables en las que se presentaba frente a las tropas que luchaban en ese momento, apareciendo flotando o andando entre las trincheras de los soldados quienes, estupefactos por la visión, caían al suelo conmovidos o asustados por la impresión de la imagen. Uno de estos viajes incorpóreos, logró impedir que una tripulación de un pesquero alicantino, pereciera en el mar en medio de una tremenda tormenta. Estos marinos, hablaron al llegar a puerto, de una señora vestida con los hábitos capuchinos, que logró mantener el barco a flote hasta el momento en que la tempestad cesó su virulencia. Caminantes, madres parturientas, accidentados, enfermos, y demás necesitados, están entre los miles de asistencias y favores, que esta religiosa concedió durante su vida. Pero la especial disposición de esta mujer no impidió su muerte, tras la cual, fue enterrada en el mismo convento. Sin embargo, una exhumación posterior del féretro descubrió que el cuerpo de esta señora, permanecía inalterado, es decir, sin signo alguno de putrefacción, proceso que por regla general propio a todo cuerpo biológico inanimado]. Este hecho, maravilló a las monjas Capuchinas, que pronto notificaron el hecho al obispado. Eran épocas de abusos, oscurantismos y fanatismos religiosos llevados a cabo por la implacable Santa Inquisición, la cual, amparándose bajo el nombre de Jesucristo, imponían su muy particular punto de vista e interpretación, de los dogmas y postulados escritos en el Evangelio cristiano. Pronto hizo acto de presencia con intención de averiguar los prodigios que ejecutaba esta monja, especialmente con propósito de desvelar el porqué su cadáver no se había descompuesto tras ser enterrada. Esto podía ser fácilmente atribuible y relacionable, con el propio poder de Satanás, algo que no interesaba a las religiosas compañeras de la “Incorrupta” pues ellas mismas podían ser acusadas de herejía o de estar endemoniadas, unas culpas que solían tener a las llamas de una hoguera como remedio infalible. Sin embargo las diplomacias desplegadas por la orden religiosa y el poder sociopolítico, lograron que el beato y aterrador tribunal no indagara en exceso sobre las peculiares acciones de la monja. Han pasado los años y los años han formado siglos. Tres siglos de reposo lleva el cadáver de sor Úrsula Micaela, momento en que he podido fotografiar su cuerpo incorrupto y conseguir diversos relatos sobre las abundantes gracias que, esta noble señora, reparte a todo quien se lo solicita. Entrevistando en varias ocasiones a la monja encargada de habilitar la estancia del lugar donde yace y tras observar el estado en que se encuentra el cuerpo postrado durante más de trescientos años de esta Capuchina, puedo asegurar que el proceso de putrefacción, no ha tenido lugar en los tejidos del cadáver. Su tacto, no es como el de las momias, esto es apergaminado, sino suave y blando, manteniendo una ligera elasticidad. Sus articulaciones permiten un ligero movimiento, lo que indica que no existe el rictus en ellas. No desprende olor nauseabundo, sino todo lo contrario. En ciertas ocasiones de las cuales no he podido ser testigo directo, la estancia donde se encuentra, se llena de un aroma parecido a la flor del nardo. Esta fragancia, según las declaraciones de las monjas custodias, proviene del cuerpo de doña Úrsula, yaciente en el interior de una sencilla urna acristalada, sin mayor acondicionamiento que los almohadones que sirven de base a los restos de la religiosa. Ni siquiera la puerta de dicho féretro expuesto cierra herméticamente. Por descontado, no existe sistema alguno de refrigeración para su conservación, ni en el féretro ni en la estancia y sin embargo, el cuerpo de esta monja, permanece incorruptible. Ha sido reconocida en varias ocasiones por médicos, que no encuentran una explicación aceptable a su estado. Si bien la literatura clínica admiten casos posibles, aunque excepcionales, de momificaciones de cadáveres bajo unas concretas condiciones naturales y no inducidas de temperatura y humedad, no es común encontrar ejemplos a nivel mundial, análogos a los descritos y menos si hablamos, ya no de tejidos apergaminados, sino blandos y flexibles. Y es que el estado de plasticidad de esta monja se sale de lo común, después de comprobar que no se ejecutan labores excepcionales para alargar ese estado de incorruptibilidad, tal y como sucede, por ejemplo, con la momia de Lenin depositada en una cámara con atmósfera inerte y climatizada adecuadamente. El único trámite que realizan sobre ella es el de desvestirla, cada determinado tiempo, de los hábitos para cambiárselos por otros nuevos. Las monjas del convento posteriormente los recortan en pedacitos para regalarlos como reliquias de esta señora. Finalmente, todos los que han obtenido sus favores, parecen hablar de un poderoso ser que en vida realizó prodigios diversos y que tras su muerte, decidió quedarse con nosotros, para ayudarnos en todo aquello que ella pueda solucionar. Personalmente, puedo dar fe de ello, pero las pruebas que confirman este hecho son demasiado íntimas como para desvelarse al público.

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